domingo, 21 de marzo de 2010

16- Husserl, M.C. Meditación segunda: En que se explora el campo trascendental de la experiencia en busca de sus estructuras universales.

16- La reflexión natural y la reflexión trascendental.


Diferencia entre:

1- los actos de aprehensión “directamente” llevados a cabo (percibir, recordar, predicar, valorar, proponerse fines etc.)

2- Actos de reflexión en que, como actos de aprehensión en un nuevo grado, se nos franquean justamente aquellos actos “directos”.

Percibiendo directamente, aprehendemos la casa y no el percibir mismo. Sólo en la reflexión nos “dirigimos” a este mismo y a su estar dirigido perceptivamente a la casa.

Reflexión natural de la vida diaria (pero también en la psicológica esto es, de la experiencia psicológica de las vivencias psíquicas propias): Nos hallamos en el terreno del mundo dado como real, como cuando en la vida diaria decimos “veo allí una casa” o “me acuerdo de haber oído esta melodía”, etc.

Reflexión fenomenológico-trascendental: Salimos del terreno del mundo dado como real, por medio de la universal epoje practicada respecto de la existencia o no existencia del mundo. Consiste en que nos fijamos en el cogito reducido trascendentalmente en el caso dado, y lo describimos, pero sin que en cuanto sujetos que reflexionamos, llevemos simultáneamente la posición natural de la realidad que encierra en sí la primitiva percepción directamente llevada a cabo, o el cogito que sea, o que había llevado a cabo en efecto yo al vivir el mundo directamente. Ésta altera esencialmente la anterior vivencia ingenua, haciéndola perder el modo primitivo de “directa”, precisamente por hacer suyo lo que antes era vivencia, y no nada objetivo. Su tarea no es repetir la vivencia primitiva, sino contemplarla y exponer lo que se encuentra en ella. El tránsito a esta contemplación da por resultado una nueva vivencia intencional, que en su carácter intencional de “reflexión sobre la vivencia anterior”, hace presente, y en casos evidentemente presente, esta misma vivencia anterior y no otra. Justamente por esto se hace posible un saber empírico, ante todo descriptivo, aquel al que debemos toda noción y conocimiento posible de nuestra vida intencional. Pues bien, lo mismo sigue valiendo para la reflexión fenomenológico-trascendental. El no llevar a cabo simultáneamente el yo que reflexiona la posición de la realidad de la percepción directa de la casa, no altera en nada el hecho de que la experiencia de la percepción de la casa, con todas las notas que antes le pertenecían y siguen precisándose. Y en estas notas entran, en nuestro ejemplo, las de la percepción misma, como vivencia en curso, y las de la casa percibida, bien que puramente en cuanto tal. No falta por un lado la posición de la realidad, propia del percibir (normal), la creencia cierta en la percepción, ni por el lado de la casa percibida el carácter de lo sencillamente “existente”. El “no llevar a cabo simultáneamente”, el abstenerse, del yo en actitud fenomenológica, es cosa suya, y no del percibir contemplado reflexivamente por el. Por lo demás, él mismo es accesible a una reflexión análoga y solo por medio de ella sabemos de el. En otras palabras: si decimos de l yo que experimenta y vive de cualquier otro modo natural “el” mundo, que está “interesado” por el mundo, la actitud fenomenológicamente modificada, y con constancia mantenida en esta modificación, consiste en que se lleva a cabo una edición del yo,  en que sobre el yo ingenuamente interesado se instala el yo fenomenológico como “espectador desinteresado”. Que esto tiene lugar, es ello mismo accesible por medio de una nueva reflexión, que como trascendental requiere una vez mas adoptar precisamente esta actitud de espectador “desinteresado”, con el único interés que le queda, el de ver y describir adecuadamente.
De este modo se hacen accesibles a la descripción:

1-puros de todas las asunciones previas y simultaneas del contemplador,
2- todos los acontecimientos de la vida orientada hacia el mundo,
3-contadas sus posiciones de la realidad simples y fundadas,
3- y los correlativos modos del ser, como ser cierto, ser posible y probable, ser bello y bueno ser útil etc.
Solo en esta pureza se pueden los anteriores acontecimientos convertirse en una crítica de la conciencia con alcance universal, como la requiere por necesidad nuestro propósito de llegar a una filosofía. (En el proceso se inhibe el prejuicio de la experiencia del mundo)
Esfera egologica del ser: esfera llamada a ser la base de toda critica universal y radical
(Teoría de la conciencia, el comienzo es la experiencia pura no el mundo en actitud natural, el ego cogito es la primera expresión por ejemplo percibo esta casa recuerdo un alboroto callejero y el primer resultado de la descripción es la distinción en cogito y cogitatim qua cogitatum)

TODO (EL PROCESO) CONSISTE EN GUARDAR CON PLENO RIGOR LA ABSOLUTA EXCENCION DE PREJUICIOS EN ESTA DESCRIPCION Y DAR SATISFACION CON ELLO AL PRINCIPIO DE PURA EVIDENCIA

en otras palabras

SUJECION A LOS DATOS PUROS DE LA REFLEXION TRASCENDENTAL, QUE TIENE QUE TOMARSE EXACTAMENTE COMO SE DAN EN LA SIMPLE EVIDENCIA, DE UN MODO PURAMENTE INTUITIVO, Y MANTENERSE LIBRES DE TODAS LAS INTERPRETACIONES QUE LES ATRIBUYEN ALGO MAS DE LO PURAMENTE INTUIDO.

se abre entonces inmediatamente la posibilidad de llevar a cabo en las dos direcciones correlativas (cogito cogitatum) descripciones universales. Por un lado

Descripción noemática

1- las descripciones referentes al objeto intencional en cuanto tal, las determinaciones que le son atribuidas asuntivamente en los respectivos modos de la conciencia, que a su vez resaltan al dirigir la mirada a ellos:
- Modos del ser: - ser cierto
                           - ser posible o probable etc.

- Modos temporales subjetivos:  - ser presente
                                                   - pasado
                                                   - futuro

Descripción noética

Concierne a
- los modos del cogito mismo,
- los modos de la conciencia: la percepción, el recuerdo, la retención, con las diferencias modales inherentes a ella como – claridad y distinción.

(El mundo no se pierde en la epoje se conserva que cogitatum)
Al llevar a cabo la reducción fenomenológica, perdura para nosotros, noéticamente, la vida pura abierta e infinita de la conciencia y del lado del correlato noemático de esta, el mundo presumido, puramente en cuanto tal. El universo esta constantemente incluido en la unidad de una conciencia (en la forma de infinitud espacio-temporal que le es propia, el universo perdura como fondo real de la vida natural toda) que puede convertirse en aprehensora. De esta manera el yo que medita fenomenológicamente puede llegar a ser, no solo en algunas particularidades, sino con universalidad, espectador desinteresado de sí mismo, y como incluido en esto, de toda objetividad que exista para el, y tal como exista para el.
 El fenomenólogo tiene para su estudio exclusivamente objetos en cuanto correlatos intencionados de mis modos de conciencia.


* Reflexión natural: mundo dado como real
 Reflexión fenomenológica trascendental: epoje.
 Estructura noética: conciencia.
 Estructura noemática: objeto intencional, contenido de conciencia. *





sábado, 20 de marzo de 2010

15- Husserl, M. C. Meditación segunda: en que se explora el campo trascendental de la experiencia en busca de sus estructuras universales.

15- Las corrientes de las cogitationes. Cogito y cogitatum.


Ponemos la atención en las variadas cogitationes del ego, en la corriente de la vida de conciencia en que vive el yo idéntico (el mío, el de quien medita). Este yo puede en todo momento dirigir su mirada reflexiva a tal vida, por ejemplo; a sus percepciones y representaciones sensibles, o a sus juicios, valoraciones, voliciones, contemplarla y pone de manifiesto y describir su contenido.
Una pura psicología descriptiva de la conciencia no es lo mismo que la fenomenología trascendental, pues ésta se hace mediante la reducción trascendental.
El psicologismo trascendental hace imposible una filosofía, (aún siendo una paralela exacta a la fenomenología trascendental), la diferencia es mínima pero significativa.
El sentido de la investigación psicológica de la conciencia y el de la fenomenológico-trascendental son radicalmente distintos, aún cuando pueden coincidir los contenidos que describir por uno y otro lado. En un caso nos las habemos con datos del mundo que se da por supuesto como real, es decir, datos tomados como contenidos psíquicos del ser humano; en el otro caso no hay nada de esto, ni siquiera tratándose de los datos paralelos, del mismo contenido, pues en la actividad fenomenológica el mundo entero no esta en vigor como realidad, sino solo como fenómeno de realidad. No se puede pasar por alto que la epoje practicada respecto de toda realidad del mundo no altera en éste nada; que las variadas cogitationes llevan en sí mismas, esta referencia; que, por ejemplo, la percepción de esta mesa es percepción de ella lo mismo antes que después.
Toda vivencia de la conciencia es en sí misma conciencia de esto o de lo otro, como quiera que yo, en cuanto sujeto en actitud trascendental, me abstenga de hacer valoración, como de todas mis valoraciones naturales. El titulo trascendental del ego cogito tiene que ampliarse en un miembro todo cogito, toda vivencia de la conciencia, decimos también, asume algo,  y lleva en sí misma, en este modo de lo asumido, su peculiar cogitatum. Y cada una lo hace a su modo. La percepción de una casa asume una casa, mas exactamente, como esta casa individual y la sume en el modo de la percepción, como el recuerdo de una casa en el modo del recuerdo, lo mismo con la representación imaginaria, un juicio predicativo etc. las vivencias de la conciencia llámense también intencionales.

* Diferencia entre psicología descriptiva y trascendental  con la fenomenología-trascendental. La primera se encuentra en la actitud natural, la segunda en la reducción trascendental. La conciencia tiene el mismo contenido de vivencias que antes, solamente encasilla al mundo de donde provienen como mero fenómeno. Toda vivencia de la conciencia es en sí misma conciencia de esto o de lo otro, que se asume (cogitatum) por ejemplo una casa. Estas vivencias se pueden llamar intencionales. *

14- Husserl, M.C. Meditación segunda: en que se explora el campo trascendetal de la experiencia en busca de sus estructuras universales.

14- Necesidad de eliminar en un principio los problemas referentes al alcance del conocimiento trascendental.


En dos estratos tiene que desarrollarse los trabajos científicos para los que se ha presentado el titulo fenomenología trascendental:


Primer estrato: Tendrá que recorrerse el reino de la experiencia trascendental del yo, enorme como enseguida se revelara, y por lo pronto en mera entrega a la evidencia que le es inherente en su curso concorde, o sea aplazando las cuestiones referentes a una crítica definitiva o dirigida a los principios apodícticos del alcance de la experiencia. En este primer estrato, no filosófico en el pleno sentido del término, procedemos, pues, análogamente al cultivador de las ciencias positivas, que se entrega a la evidencia de la experiencia natural, quedando por completo fuera de su tema, en cuanto cultivador de las ciencias de la naturaleza, las cuestiones relativas a una crítica de los principios de la experiencia.

Segundo estrato: Tocará precisamente a la crítica de la experiencia trascendental y sobre esto a la del conocimiento trascendental en general.

(Fenomenología trascendental:) Entra entonces, una ciencia inauditamente original: una ciencia de la subjetividad trascendental concreta, como subjetividad dada en una experiencia trascendental real y posible ciencia que constituye el extremo opuesto a las ciencias en sentido vigente hasta aquí, a las ciencias “objetivas”. Una ciencia cuyo objeto es independiente en su realidad de la sentencia que recaiga sobre la inexistencia o existencia del mundo. Así como su objeto primero, también su objeto único parece ser y sólo poder ser mi ego trascendental, el de quién filosofa, (esto debido al comienzo con la reducción tras.). Esta ciencia empieza como una pura egología, y como una ciencia condenada, al parecer, al solipsismo, bien que a un solipsismo trascendental (ya que los demás “egos” se ven como meros fenómenos). Quizás luego se encuentre la fenomenología de la intersubjetividad trascendental, por medio de ella, la filosofía trascendental. (El solipsismo es un grado filosófico inferior que el de la intersubjetividad trascendental).
En contraste con Descartes, nosotros nos sumimos en la tarea de explorar el campo infinito de la experiencia trascendental. ( La evidencia cartesiana, la de la proposición ego cogito, ego sum, no da fruto porque Descartes no sólo omite en poner en claro el puro sentido metódico de la epoje trascendental, sino que también omite el dirigir la mirada a la posibilidad que tiene el ego de explorarse a sí mismo hasta lo infinito y sistemáticamente por medio de una experiencia trascendental, y con ello al hecho de que el ego esta ahí presto como un posible campo de trabajo, absolutamente singular y aislado, en cuanto que relacionándose sin duda con el mundo todo y con todas las ciencias objetivas, empero no da por supuesto su valor de realidad, y por ende esta separado de todas estas ciencias y no linda con ellas en ninguna manera.

13- Husserl, M.C. Meditación segunda: en que se explora el campo trascendental de la experiencia en busca de sus estructuras universales

13- Idea de una fundamentación trascendental del conocimiento.

La realidad del ego trascendental es anterior a toda realidad desde el punto de vista del conocimiento, en ella se desarrolla todo conocimiento objetivo

Pero acaso con el descubrimiento cartesiano del ego trascendental se inicia una nueva idea de la fundamentación del conocimiento, a saber, la fundamentación fundamental. Efectivamente, en vez de pretender utilizar el ego cogito como premisa de evidencia apodíctica para hacer presuntas inferencias relativas a una subjetividad trascendente, dirijamos nuestra mirada al hecho de que la epoje fenomenológica pone al descubierto (para mí, el filósofo que medita) una nueva e infinita esfera de realidad, la esfera de una nueva experiencia, la experiencia trascendental.


Modalidades generales de la experiencia real: - percepción, retención, recuerdo, etc.

A la experiencia real y las modalidades generales le corresponde, una pura fantasía paralela, una “experiencia como si” con modos paralelos (“percepción como si”, “retención como si”, “recuerdo como si”, etc.), podemos esperar que haya una ciencia apriorística que se mantenga en el reino de la posibilidad pura (de la pura posibilidad de representarse, de la imaginabilidad) y que en lugar de juzgar sobre realidades trascendentales juzgue más bien sobre posibilidades apriorísticas, y con esto señale a priori reglas a las realidades.
No es la vacía identidad del “yo soy” el contenido absolutamente indubitable de la experiencia trascendental del yo, sino que a través de todos los datos particulares de la experiencia total y posible se extiende una estructura universal y apodíctica de la experiencia del mismo (por ejemplo, la forma inmanente del tiempo que tiene la corriente de las vivencias) aún cuando estos datos no sean indudables en detalle. Con esta estructura está en conexión, y a ella misma es inherente también, el que yo esté bosquejado apodicticamente para sí mismo como un yo concreto y dotado de contenido individual de vivencias, facultades disposiciones; bosquejado dentro de un horizonte como un objeto accesible a lo largo de una posible experiencia de sí mismo, susceptible de perfeccionarse in infinitum y eventualmente de enriquecerse.

* El ego posee una estructura universal y apodíctica que es accesible para sí mismo, en la cual están todas sus vivencias. *

martes, 16 de marzo de 2010

12- Resumen Meditación primera.

* Fenomenología: Tiene motivos cartesianos radicales, (por lo que debe abandonar gran parte la doctrina cartesiana) mantiene la idea de reformar la filosofía y hacer de esta una ciencia de fundamentación absoluta. Acompaña, en parte, el método progresivo de la duda cartesiana. A través del método el mundo queda en suspenso y se afirma la existencia innegable del ego y sus cogitationes. Tiene un comienzo subjetivo, solipsista, pues, es el meditador el que busca la certeza absoluta en su interioridad. *
* Descartes inaugura una nueva filosofía, ésta da un giro de un objetivismo ingenuo a un subjetivismo trascendental, Husserl sigue la línea trazada por Descartes pues, en su época la situación era muy similar a la que vivió Descartes (decadencia de las ciencias, de la filosofía, necesidad de una fundamentación absoluta) motivo que hace nacer la fenomenología trascendental. *
* Al dejar en suspenso el mundo y las ciencias,  queda solo el ego del meditador, que tiene como objetivo lograr la fundamentación y universalidad de una ciencia, (que, debido a nuestra radical actitud crítica, pasan a ser ideas conjeturales, que se les intentara dar realidad por vía de ensayo). *

Primer principio metódico:

- No formular o admitir ningún juicio que no haya sacado de la fuente de la evidencia, de “experiencias” en las cuales me esten presentes las respectivas cosas y hechos objetivos “ellos mismos”.

-Dar de nuevo un fundamento a las significaciones de las expresiones, orientándose de un modo original en las evidencias científicamente logradas, y soldar las expresiones a estas significaciones, debido a la fluidez y multivocidad y su facilidad por darse por satisfecho en lo que respecta a la integridad de la expresión del lenguaje corriente.

* En definitiva se busca una filosofía apodícticamente segura, basada en evidencias apodícticas (que tienen la señalada propiedad, no sólo de ser, como toda evidencia, certeza del ser de las cosas o hechos objetivos evidentes en ella, sino de revelarse a una reflexión crítica como siendo al par la imposibilidad absoluta de que se conciba su no ser; en suma, de excluir por anticipado como carente de objeto toda duda imaginable). *
* La evidencia de la experiencia del mundo, a los fines de una fundamentación radical de la ciencia, necesita de una previa crítica de su validez y alcance, o sea, no podemos tomarla como incuestionablemente apodíctica. La existencia del mundo admitida sobre la base de la evidencia de la experiencia natural es para nosotros, sólo, un fenómeno de validez.*
* A través de la epoje trascendental o reducción fenomenológico-trascendental se da el giro a la subjetividad trascendental: giro hacia el ego cogito como la base apodicticamente cierta y última de todo juicio, en que hay que fundamentar toda filosofía radical, SIENDO EL Ego cogito la realidad primera en cuanto a valor de realidad, y el mundo segunda. El ego
* 1-El ego puro responde al concepto de apodícticidad.

2- problema del alcance de nuestra evidencia apodíctica:

La realidad de la base primera en sí es ABSOLUTAMENTE FIRME; pero no así sin más, aquello que define de una manera más precisa la realidad de esta base, ni aquello que todavía no está presente ello mismo, sino que solo está presumido, en el curso de la evidencia viva del “yo existo” (pasado, percepción)

(Actualidad viva del yo= ego cogito) *
* Error de Descartes: El giro al parecer insignificante, pero fatal, que hace del ego la subtantia cogitans, la humana mens sive animus separado, y el punto de partida hechas con arreglo al principio de causalidad, en suma, el giro por virtud del cual se convirtió en el padre de ese contrasentido que es el realismo trascendental. Como evitarlo: Si no admitimos nada más que aquello que encontremos efectivamente, y sobre todo de una manera absolutamente directa, en el campo del ego cogito que se nos ha abierto por medio de la epoje o bien, si no afirmamos nada que nosotros mismos “no veamos”. *
* Mediante la epoje fenomenológica, reduzco mi yo humano natural y mi vida psíquica –el reino de mi propia experiencia psicológica- a mi yo fenomenológico-trascendental del yo. El mundo saca su sentido y valor de mí yo trascendental. *

La epoje es: El método radical y universal por medio del cual me aprehendo como un yo puro, con la vida de la conciencia pura que me es propia, en la cual y por medio de la cual el mundo objetivo entero es para mí, es decir, vale para mí, y vale para mí por que la experimento, la percibo, me acuerdo de ella, pienso de alguna manera en ella, la enjuicio, la valoro, la apetezco, etc., esto es igual al cogito cartesiano su valor universal lo obtiene por estas cogitationes. No altera el mundo (Las cogitationes que se refieren a las cosas del mundo llevan en sí misma esta referencia Ej. percepción de mesa igual antes que después.) La epoje fenomenológica pone al descubierto para mí al filósofo que medita una nueva e infinita esfera de la realidad, la esfera de una nueva experiencia, la esfera de la experiencia trascendental. Abstención de pronunciarse respecto de lo intuido, universal suspensión inhibición, invalidación, de todo lo asumido frente al mundo objetivo dado.  (No hay ciencia valida, ni mundo existente, el mundo se limita a ser una mera pretensión de realidad, esto sucede también para los yos, no se puede hablar entonces en plural comunicativo, pues, los yos son datos de la experiencia por sus cuerpos, que también están en cuestión, también se une a esto la sociedad y la cultura como sus creaciones. En suma, no toda la naturaleza corporal, sino el total y concreto del mundo circundante de la vida es para el que medita filosóficamente un mero fenómeno, mera apariencia de realidad, en lugar de realidad. El fenómeno mismo, en cuanto fenómeno mío, no es una pura nada, sino aquello que hace posible la crítica y puede hacer valer para mi como realidad, abstención de toda creencia empírica, queda en suspenso de la realidad del mundo empírico, este abstenerse existe con la corriente entera de la experiencia de esa vida esa conciencia. El mundo continúa siendo experimentado de cierto modo, y exactamente con el mismo contenido peculiar que antes, pero siendo un sujeto que filosofa,  ya no concedo validez a la creencia natural en la realidad que es inherente a la experiencia del mundo, nunca experiencia del yo desaparece cuando se pone a este en cuestión.




jueves, 11 de marzo de 2010

11- Husserl, Meditaciones cartesianas. Meditación primera: en que se recorre el camino que lleva al ego trascendental.

10- El yo psicológico y el yo trascendental. La trascendencia del mundo


Este yo que me queda necesariamente en virtud de semejante epoje, y su vida de yo, no es un trozo del mundo, y cuando digo que yo existo, ego cogito,  esto ya no significa que existo yo, este ser humano. Yo no soy ya este ser humano que se encuentra a sí mismo como ser humano en la experiencia natural del yo, ni el ser humano que se encuentra con su propia y pura mens sive intellectus sive animus en estrecharse en abstracto a los puros contenidos de la experiencia “interior” o puramente psicológica del yo. Apercibidos de este modo somos estudio de las ciencias positivas: la biología, la antropología y la psicología, pues la vida psíquica es entendida como en el (dentro) mundo. Vale también para la propia, la que se aprehende y considera en la pura experiencia interior.
Pero la epoje fenomenológica, que requiere del sujeto que filosofa la marcha de las meditaciones cartesianas depuradas, inhibe el valor de realidad de todos los hechos percibidos objetivamente, así inhibe también el de la experiencia “interior”, y con ello lo elimina plena y totalmente del campo del juicio, y por consiguiente, lo mismo que inhibe el valor de la realidad de todos los hechos percibidos objetivamente, así inhibe también la experiencia interior.
El yo que medita en la epoje se pone a sí mismo exclusivamente como fundamento de valor de todos los fundamentos y valores objetivos
, no hay, pues, ni yo psicológico, ni fenómenos psíquicos en el sentido de la psicología esto es, como partes integrantes de seres psicofísicos humanos.
Mundo:
El mundo objetivo que para mí existe, que para mí ha existido y existirá siempre, y que siempre puede existir, con todos sus objetos, saca he dicho antes, todo su sentido y su valor de realidad, aquel que en cada caso tiene para mí, de mí mismo, pero de mí en cuanto soy el yo trascendental, el yo que surge unicamente con la epoje fenomenológico-trascendental.
A si como el yo reducido no es un trozo del mundo de igual manera, a la inversa, ni el mundo, ni ningún objeto del mundo es un trozo de mi yo, ni se encuentra en la vida de mi conciencia como una parte integrante de ella, como complejos de datos de sensación o de actos. Al sentido propio de todo lo que forma parte del mundo es inherente de esta trascendencia, aún cuando sólo reciba y puede recibir el sentido entero de que lo define, y con su valor de realidad, de mi experiencia, de mi correspondiente representarme las cosas, pensar, valorar, hacer; también el eventual sentido de una realidad evidentemente válida, sentido que recibirá de mis propias evidencias, de mis actos para darle una fundamentación. Siendo inherente al sentido propio del mundo esta trascendencia, de un estar incluido, pero no como parte integrante, quiere decirse que el yo mismo, que lleva en sí un mundo como un sentido válido, y que este sentido presupone por su parte necesariamente, es trascendental en sentido fenomenológico, y los problemas que brotan de esta correlación son problemas filosófico-trascendentales.

* Mediante la epoje fenomenológica, reduzco mi yo humano natural y mi vida psíquica –el reino de mi propia experiencia psicológica- a mi yo fenomenológico-trascendental del yo. El mundo saca su sentido y valor de mí yo trascendental. *

miércoles, 10 de marzo de 2010

10- Husserl, Meditaciones cartesianas. Meditación primera: En que se recorre el camino que lleva al ego trascendental.

10- Digresión. Cómo Descartes falla al girar en sentido trascendental.


Yo puro y sus cogitationes: Es como estar en risco escarpado, donde avanzar con lentitud es cuestión de vida o muerte filosófica.
Wilson y  Koiré: investigadores analizan las meditaciones de Descartes y dan conocer la escolástica, el prejuicio detrás de la obra.
Hay que apartar el prejuicio que previene de la admiración por la ciencia matemática de al naturaleza, según la cual es como si con la expresión ego cogito se tratase de un “axioma” apodíctico, que en unión con otra hipótesis, por señalar y por fundamentar eventualmente de un modo inductivo, haya de suministrar el fundamento de una ciencia del mundo que explique éste deductivamente, de una ciencia nomológica, de una ciencia ordine geométrico exactamente igual a la ciencia de la naturaleza.
Tampoco se admite que con nuestro ego puro apodíctico hayamos salvado un pequeño rincón del mundo, que sería para el yo que filosofa lo único cuestionable del mundo, y que ahora sólo se trate de franquearse el resto del mundo por medio de inferencias bien dirigidas, con los arreglo a los principios innatos al ego. Esto es lo que pasa con Descartes.
 El giro al parecer insignificante, pero fatal, que hace del ego la subtantia cogitans, la humana mens sive animus separado, y el punto de partida hechas con arreglo al principio de causalidad, en suma, el giro por virtud del cual se convirtió en el padre de ese contrasentido que es el realismo trascendental.
Para que no nos suceda lo mismo debemos:
- Permanecer fieles al radicalismo de la reflexión del yo, y con ello
- al principio de la pura “intuición” (o evidencia), o sea,
Si no admitimos nada más que aquello que encontremos efectivamente, y sobre todo de una manera absolutamente directa, en el campo del ego cogito que se nos ha abierto por medio de la epoje o bien, si no afirmamos nada que nosotros mismos “no veamos”.

* Error de Descartes: El giro al parecer insignificante, pero fatal, que hace del ego la subtantia cogitans, la humana mens sive animus separado, y el punto de partida hechas con arreglo al principio de causalidad, en suma, el giro por virtud del cual se convirtió en el padre de ese contrasentido que es el realismo trascendental. Como evitarlo: Si no admitimos nada más que aquello que encontremos efectivamente, y sobre todo de una manera absolutamente directa, en el campo del ego cogito que se nos ha abierto por medio de la epoje o bien, si no afirmamos nada que nosotros mismos “no veamos”. *

martes, 9 de marzo de 2010

9- Husserl, Meditaciones cartesianas. Meditación primera: en que se recorre el camino que lleva al ego trascendental.

9- Alcance de la evidencia apodíctica del “yo existo”


El ego puro al que hemos llegado por medio de la reducción trascendental, responde al concepto de apodícticidad expuesto antes. Negar la apodícticidad del “yo existo”, sólo es posible, en efecto, cuando argumentando en términos generales, se salta con la palabra, esto es, con la vista, por encima de ella. Pero a cambio de esta seguridad se hace patente el problema del alcance de nuestra evidencia apodíctica.
La adecuación y la apodicticidad
de una evidencia no tienen por fuerza que ir mano a mano. Esta observación se hizo justamente en la experiencia trascendental de yo. En esta experiencia es el ego originariamente accesible a sí mismo Pero esta experiencia sólo ofrece, en todo caso, un núcleo de realidad experimentada de un modo “propiamente adecuado”: la actualidad viva del yo, que expresa el sentido gramatical de la proposición del ego cogito, mientras que más allá esta actualidad sólo se extiende un indefinido horizonte universal y presuntivo, un horizonte de realidad propiamente no experimentada, pero necesariamente coasumida. A este horizonte pertenecen:

1- El pasado del yo (las mas de las veces completamente oscuro, pero también la facultad trascendental propia del yo.) y las cualidades habituales en cada caso.
2- También la percepción exterior (que no es apodíctica ciertamente) es sin disputa experiencia de la cosa misma –ella misma está ahí- (pero en ese estar ahí ella misma tiene para el sujeto de la experiencia un horizonte abierto sin termino e indefinidamente universal de realidades propiamente no percibidas ellas mismas, pero franqueables –tal esta implícito en ella como presunción- en una experiencia posible.

Pues bien, análogamente abarca la certeza apodíctica de la experiencia trascendental mi “yo existo” trascendental, en la indefinida universalidad de un horizonte abierto inherente para él.

 

Entonces:
La realidad de la base primera en sí es ABSOLUTAMENTE FIRME; pero no así sin más, aquello que define de una manera más precisa la realidad de esta base, ni aquello que todavía no está presente ello mismo, sino que solo está presumido, en el curso de la evidencia viva del “yo existo”.

En definitiva: 
La presunción implícita en la evidencia apodíctica esta sujeta a:
- la crítica de su alcance (por limitar eventualmente de un modo apodíctico, en lo que respecta a las posibilidades de su confirmación).

(La institución del ego trascendental es un punto peligroso, incluso dejando por lo pronto a un lado las difíciles cuestiones de la apodicticidad).

* 1-El ego puro responde al concepto de apodícticidad.
2- problema del alcance de nuestra
evidencia apodíctica:
La realidad de la base primera en sí es ABSOLUTAMENTE FIRME
; pero no así sin más, aquello que define de una manera más precisa la realidad de esta base, ni aquello que todavía no está presente ello mismo, sino que solo está presumido, en el curso de la evidencia viva del “yo existo” (pasado, percepción)
(Actualidad viva del yo= ego cogito
) *

lunes, 8 de marzo de 2010

8- Husserl, Meditaciones cartesianas. Meditación primera: en que se recorre el camino que lleva al ego trascendental.

 

8- El ego cogito como subjetividad trascendental.

Siguiendo a Descartes, damos el giro a la subjetividad trascendental; El giro hacia el ego cogito como la base apodicticamente cierta y última de todo juicio, en que hay que fundamentar toda filosofía radical.
No hay ciencia valida, el mundo el mundo se limita a ser una mera pretensión de realidad al igual que la existencia de los demás yos, por lo que no se puede seguir hablando en plural comunicativo. En efecto, los demás hombres, y los animales sólo son para mí datos de la experiencia sensible que tengo de sus cuerpos, de cuya validez no puedo servirme, puesto que también ella esta en  cuestión. Pierdo también naturalmente, las creaciones íntegras de la sociedad y de la cultura.
No sólo la naturaleza corporal, sino el total y concreto mundo circundante de la vida, es desde luego para mí un mero fenómeno, mera apariencia de realidad, en lugar de realidad. El fenómeno mismo, en cuanto fenómeno mío, no es una pura nada,
sino que aquello que hace posible en todo momento para mí semejante sentencia crítica, o sea, que también hace posible lo que eventualmente puede ser y valer en adelante para mí como verdadera “realidad”.  Y más aun: si como podía hacer y he hecho con libertad, me abstengo de toda creencia empírica, de tal suerte que para mí quede en suspenso la realidad del mundo empírico, este abstenerme es lo que es, y existe justamente con la corriente entera de la vida que tiene esa experiencia. Y no es menos cierto, que hay está esta vida constantemente para mí para la conciencia en una percepción que abarca un campo de actualidad, y esta presente ella misma en la más radical originalidad.  En la memoria se “representana la conciencia pasados de ella e IMPLICITO ESTA QUE SE ALZAN COMO “LOS PASADOS MISMOS”. En todo momento puedo dirigir reflexivamente miradas de especial atención a esta VIDA ORIGINARIA, y aprehender lo actual como actual, lo pasado como pasado, y todo como ello mismo.
Que es lo que hago en cuanto soy un yo que filosofa y practica aquella abstención.

Mundo: El mundo que experimentado en esta vida reflexiva sigue siendo para mí “experimentado” en cierto modo y exactamente con el mismo contenido peculiar que antes. Continúa siendo el fenómeno que era antes, solo que yo, en cuanto sujeto que reflexiona filosóficamente, ya no llevo acabo, ya no concedo validez a la creencia natural en la realidad que es inherente a la experiencia del mundo, pesar de lo cual esta creencia sigue estando ahí y es aprehendida por la mirada de la atención.

Igualmente acontece con todas las restantes asunciones que pertenecen a la corriente de mi vida, además de las constitutivas de la experiencia del mundo:
- representaciones no intuitivas
- juicios
- valoraciones
- resoluciones
- determinaciones de fines y medios, etc.

y en especial con las intimas posiciones que necesariamente se toman en la actitud natural, no reflexiva, no filosófica, de la vida, en la medida en que tales posiciones presuponen el mundo, esto es, encierran en sí una creencia en la realidad del mundo.
Tampoco el abstenerse de tomar posiciones, en dejar en suspenso las posiciones tomadas, por parte del yo que reflexiona filosóficamente, significa que estas posiciones desaparezcan del campo de la experiencia de este yo. Las vivencias concretas del caso son:, (repetimos), aquello a que está dirigida la mirada de la atención, solo que el yo sujeto de esta atención, en cuanto que es un yo filosofante, se abstiene de pronunciarse respecto de lo intuido. También se conserva plena e íntegramente todo en cuanto entraba en semejantes vivencias como asumido en la conciencia de la validez  (el juicio, la teoría, los valores, fines, etc., correspondientes) solo que se conserva en aquella modificación de la validez expresada diciendo “meros fenómenos”.
la Universal suspensión
(inhibición, invalidación)  epoje fenomenológica,”poner entre paréntesis el mundo objetivo, de todas las posiciones tomadas ante el mundo objetivo dado, y por ende en primer termino las posiciones tomadas en cuanto a la realidad (las concernientes a la realidad, la apariencia, el ser posible, el ser probable o verosímil, etc.) no nos coloca frente a una pura nada. Lo que yo, el que medita, me hago propio por este medio, es mi vida pura, con todas sus vivencias puras, y todas sus cosas asumidas puras: el UNIVERSO DE LOS FENOMENOS, en el sentido especial y amplísimo que tiene esta palabra en la fenomenología.  
La epoje fenomenológica es: El método radical y universal por medio del cual me aprehendo como un yo puro, con la vida de la conciencia pura que me es propia, en la cual y por medio de la cual el mundo objetivo entero es para mí, es decir, vale para mí, y vale para mí por que la experimento, la percibo, me acuerdo de ella, pienso de alguna manera en ella, la enjuicio, la valoro, la apetezco, etc., esto es igual al cogito cartesiano su valor universal lo obtiene por estas cogitationes.
Mundo:
No es nunca para mí absolutamente nada más que el mundo presente a la conciencia y valido para mí en este cogito. Su sentido íntegro, universal y especial, y su valor de realidad lo tiene exclusivamente de estas cogitationes: En ella transcurre toda mi vida “mundanal” en la que entra mi vida de investigación y de fundamentación científicas. Yo no puedo vivir, ni tener experiencia, ni pensar, ni valorar, ni obrar, dentro de ningún otro mundo, sino aquel que tiene en MÍ mismo y de MÍ mismo su sentido.
Si me situó por encima de toda esta vida, y me abstengo totalmente de toda esta creencia en la realidad que es ni más ni menos quien toma el mundo como real: si dirijo exclusivamente mi mirada a esta vida misma, como conciencia del mundo, me obtengo  a mí mismo como el ego puro con la corriente de mis cogitationes.
Así es como a la realidad natural del mundo -del mundo que yo puedo hablar- precede de hecho, como una realidad anterior en sí , la del ego puro, y sus puras cogitationes,
La base natural de la realidad es secundaria en su valor de realidad: presupone constantemente la trascendental.
El fundamental método fenomenológico de la epoje trascendental, en la medida en que retrotrae, a ésta última realidad puede llamarse la REDUCCIÓN FENOMENOLOGICO-TRASCENDENTAL.


* A través de la epoje trascendental o reducción fenomenológico-trascendental se da el giro a la subjetividad trascendental: giro hacia el ego cogito como la base apodicticamente cierta y última de todo juicio, en que hay que fundamentar toda filosofía radical.
*

domingo, 7 de marzo de 2010

7- Husserl, Meditaciones cartesianas. Meditación primera: en que se recorre el camino que lleva al ego trascendental.

7- La evidencia de la existencia del mundo no es apodíctica; su inclusión en la revolución cartesiana.


Mundo: (Universo de la realidad en general)Se refiere en su actividad la vida cotidiana, a él se refieren también todas las ciencias, directamente las ciencias fácticas; indirectamente, como instrumentos del método, las ciencias apriorísticas. Mas que ninguna otra cosa es de suyo comprensible la existencia del mundo. En efecto, estamos haciendo sin interrupción la experiencia en que este mundo se presenta de continuo a nuestros ojos como incuestionablemente existente.
Pero con ser esta evidencia tan anterior en sí a todas las evidencias de la vida orientada hacia el mundo y de todas las ciencias del mundo- cuya sustentadora base es ella- pronto nos deja cavilosos el saber hasta que punto puede reclamar en esta función un carácter apodíctico. Y si insistimos en esta cavilación, se descubre que tampoco puede reclamar el rango de la evidencia absolutamente primera.  No se trata de que un objeto empírico pueda aparecer como ilusión de los sentidos.
La simple referencia a la posibilidad de estas repentinas y totales mutaciones de la evidencia, no debe ser tomada por nosotros como una crítica suficiente de ésta (como lo fue, en cierto sentido, para Descartes), ni debemos ver sencillamente en ella una prueba de la posibilidad de pensar la inexistencia del mundo a pesar de la constante experiencia que estamos teniendo de él. Nos limitamos a afirmar que la evidencia de la experiencia del mundo necesitaría en todo caso, a los fines de una fundamentación radical de la ciencia, de una previa crítica de su validez y alcance, o sea, que no podemos tomarla incuestionablemente como apodíctica.
Tenemos que despojar de la validez ingenua a la base de todas las ciencias, al mundo de la experiencia. La existencia del mundo admitida sobre la base de la evidencia natural, no puede seguir siendo para nosotros un hecho comprensible de suyo, sino sólo un fenómeno de validez.  

* La evidencia de la experiencia del mundo, a los fines de una fundamentación radical de la ciencia, necesita de una previa crítica de su validez y alcance, o sea, no podemos tomarla como incuestionablemente apodíctica. La existencia del mundo admitida sobre la base de la evidencia de la experiencia natural es para nosotros, sólo, un fenómeno de validez.*

6- Husserl, Meditaciones cartesianas. Meditación primera: en que se rrecorre el camino que lleva al ego trascendental

6- Diferenciaciones de la evidencia. La postulación filosófica de una evidencia apodíctica y primera en sí.

La expresión Seguridad absoluta o de absoluta indubitabilidad, hace que nos fijemos en que la perfección de la evidencia, postulada como ideal, se diferencia al examinarla con más exactitud.
En el presente estadio inicial de la meditación filosófica nos encontramos, ante la infinitud sin orillas de las experiencias y evidencias precientíficas: unas más perfectas otras menos.

Imperfección
: Falta de integridad, unitaleridad, relativa oscuridad e indistinción en la auténtica presencia de las cosas o hechos objetivos, en suma, contaminación de la experiencia por componentes constituidos de presunciones y consunciones no confirmadas.

Perfeccionaminto: Se lleva a cabo como progreso sintético de experiencias concordantes, en que estas consunciones llegan a la efectiva experiencia confirmativa.

Perfección: “Evidencia adecuada”, pudiendo quedar abierta la cuestión de si esta evidencia no reside por principio en lo infinito.
Dirige constantemente la intención del científico, teniendo para éste una dignidad mayor (como advertimos en aquel “vivir” la intención”) otra perfección mayor de la evidencia, a saber, la de la apodicticidad, que eventualmente puede presentarse en evidencias inadecuadas. Es una absoluta indubitabilidad en un sentido enteramente determinado y peculiar, aquella que el científico exige a todos los principios, y cuyo valor se denuncia en los esfuerzos del científico por fundamentar una vez mas, y en un grado superior, remontándose a principios, fundamentaciones evidentes ya por sí y por sí, y por otorgarles de esta manera la suprema dignidad de la apodicticidad. El carácter fundamental de ésta puede describirse como sigue.

Toda evidencia es: auténtica aprehensión de una existencia o de una esencia en el modo “ella misma”, con plena certeza de este ser,  que por ende excluye toda duda. Lo que no excluye es la posibilidad de que lo evidente se torne más tarde dudoso, de que el ser se revele como apariencia; de lo que nos proporciona ejemplos la experiencia sensible. Esta abierta posibilidad de tornarse dudoso, o del no ser, a pesar de la evidencia, es susceptible de ser comprobada por anticipado en todo momento, mediante una reflexión crítica sobre la obra de la evidencia. Pero una evidencia apodíctica tiene la señalada propiedad, no sólo de ser, como toda evidencia, certeza del ser de las cosas o hechos objetivos evidentes en ella, sino de revelarse a una reflexión crítica como siendo al par la imposibilidad absoluta de que se conciba su no ser; en suma, de excluir por anticipado como carente de objeto toda duda imaginable. Pero, además, es la evidencia de la misma reflexión crítica, o sea, la del ser de la imposibilidad del no ser de lo dado en la certeza evidente, también a su vez de esta dignidad apodíctica, y lo mismo sucede con cada reflexión crítica de orden superior.
Lo anterior es el recordar el principio cartesiano de la absoluta indubilatibidad.

La punto ahora es: si puede, nuestra meditación, ayudarnos, y como puede hacerlo, a fijar un efectivo punto de partida.
Se plantea como una primera y precisa cuestión de toda filosofía que se inicia, la de si podemos aducir evidencias que traigan apodicticamente consigo la evidencia de preceder como “primeras en sí” a todas las evidencias imaginables y respecto de las cuales sea evidente al par que son apodícticas ellas mismas; y que en el caso de que fueran inadecuadas, tendrían que poseer por lo menos un comprobable contenido apodíctico, un contenido de ser que en virtud de la apodicticidad esté asegurado “de una vez para todas” o cono absoluta firmeza.

La cuestión de cómo y de se puede ir más lejos más lejos, en la construcción de una filosofía apodícticamente segura, ha de ser, es cierto, una cura posterior.

* En definitiva se busca una filosofía apodícticamente segura, basada en evidencias apodícticas (que tienen la señalada propiedad, no sólo de ser, como toda evidencia, certeza del ser de las cosas o hechos objetivos evidentes en ella, sino de revelarse a una reflexión crítica como siendo al par la imposibilidad absoluta de que se conciba su no ser; en suma, de excluir por anticipado como carente de objeto toda duda imaginable). *



sábado, 6 de marzo de 2010

5- Husserl, Meditaciones cartesianas. Meditación primera: en que se rrecorre el camino que lleva al ego trascendental

5- La evidencia y la idea de la autentica ciencia.


La idea cartesiana de una ciencia obtenida partiendo de una absoluta fundamentación, no es nada mas sino la idea que dirige constantemente todas las ciencias y su tendencia a la universalidad, como quiera que suceda con lo realización efectiva de esta idea.

Evidencia: En el posible sentido más amplio, es “EXPERIENCIA” de la existencia y de la esencia de las cosas: un llegar a ver con el espíritu las cosas mismas. La evidencia, que abarca de hecho toda experiencia en el sentido más estrecho habitual, puede ser mas o menos perfecta (ja, perfecta o no? Parece que no ja). La evidencia perfecta, y su correlato, la verdad pura y auténtica, se da como una idea inherente al deseo de conocimiento, de confirmación de la intención asuntiva, o colegible viviendo este deseo. La verdad y la falsedad, la crítica y la adecuación crítica a los datos de la evidencia, son un tema cotidiano que desempeña constantemente su papel en la vida precientífica. Para esta vida cotidiana con sus fines cambiantes y relativos, bastan verdades y evidencias relativas. Pero la ciencia busca verdades que sean validas y continúen siéndolo de una vez para todas y para todos; y de consumo busca verificaciones de nueva índole y llevadas hasta el último extremo. Si la ciencia como a la postre comprende necesariamente ella misma, no alcanza de facto a realizar un sistema de verdades “absolutas” y se ve obligada a modificar continuamente sus “verdades”, esto mismo demuestra que persigue la idea de la verdad absoluta, o de la autentica verdad científica, y que vive en consecuencia dentro de un horizonte infinito de aproximaciones que aspiran a tocar esta idea. Con estas aproximaciones cree poder superar in infinitud el conocer vulgar y así misma. Y también cree poderlo con su apuntar a la universalidad sistemática del conocimiento, ya dentro del dominio cerrado de una determinada ciencia, ya en referencia a una unidad total del ser que se da por supuesta, si es que es posible y entra en cuestión una filosofía. En cuanto a la intención, pues, es inherente a la idea de la ciencia y de la filosofía un orden del conocimiento que va desde los conocimientos anteriores en sí a los posteriores en sí; o en último término, no un punto de partida y una marcha arbitrariamente elegibles, sino fundados en la “naturaleza de la cosas mismas”.  Cierto que también en este caso he de reflexionar en todo momento sobre la evidencia correspondiente, sopesando su “alcance” y haciéndome evidente hasta donde llegue, hasta donde su “perfección”, el efectivo darse las cosas mismas.  Donde falte aún, no puedo proclamar una validez definitiva, y lo que puedo hacer en el mejor de los casos es registrar el juicio como un posible estadio intermedio en el camino que lleva a ella.
La ciencia intenta hacer predicciones, hay que cuidar este lado de la evidencia científica.

Evidencia negativa: Pugna con lo que la experiencia muestra, polo negativo de la evidencia, cuyo contenido es la falsedad evidente.

 Primer principio metódico:
- No formular o admitir ningún juicio que no haya sacado de la fuente de la evidencia, de “experiencias” en las cuales me esten presentes las respectivas cosas y hechos objetivos “ellos mismos”.
-Dar de nuevo un fundamento a las significaciones de las expresiones, orientándose de un modo original en las evidencias científicamente logradas, y soldar las expresiones a estas significaciones, debido a la fluidez y multivocidad y su facilidad por darse por satisfecho en lo que respecta a la integridad de la expresión del lenguaje corriente.




viernes, 5 de marzo de 2010

4- Husserl meditaciónes cartesianas. Meditación primera: En que se recorre el camino que lleva al ego trascendental.

4- Descubrimiento del sentido teleológico de la ciencia, viviéndola como fenómeno noemático.


La ciencia en cuanto idea: la idea de una autentica ciencia, es la pretensión de las ciencias
Si se ahonda en las distintas ciencias se revela la idea general directriz de éstas, de una autentica ciencia.
Aclaración de la actividad de juzgar y del juicio mismo con la distinción entre juicios inmediatos y  mediatos.

Mediatos:
Esta inclusa una referencia a otros juicios, de tal suerte que la creencia implícita en todo juzgar “presupone”  en los juicios mediatos la de estos otros juicios, al modo de una creencia que se tiene por que ya se cree otra cosa

Juicios fundados o actividad de fundamentar: Su misión es demostrar la justeza, la verdad del juicio, o en el supuesto de un fracaso, la falta de justeza, la falsedad. (Esta demostración es en los juicios mediatos ella misma mediata, pues se apoya en la de los juicios inmediatos incluso en el sentido del juicio mediato, y comprende concretamente la fundamentación de estos juicios). A una fundamentación ya llevada a cabo, o bien a la verdad demostrada en ella, se puede “retornar” a voluntad. Por virtud de esta libertad para la neorrealización de la verdad sabida como una y la misma, es ésta una adquisición o una ganancia permanente, y en cuanto tal se llama conocimiento.

Si continuamos de esta manera, pronto llegamos a desentrañar con mas exactitud el sentido de una fundamentación, o de un conocimiento, a la idea de evidencia.
En la autentica fundamentación los juicios se revelan “justos”, “acordes”, esto es la autentica fundamentación es la concordancia del juicio con el hecho mismo.
El juzgar es un asumir, y en general un mero presumir, que tal cosa existe o es de tal manera; el juicio (lo que se juzga) es, por consiguiente, una cosa o un hecho meramente presunto, o en suma, la presunción de una cosa, la presunción de un hecho.


Evidencia: (Frente a lo anterior), ocasiones en que hay un eminente asumir juzgando o tener conciencia juzgando de algo. En lugar de estar presente la cosa en el modo de mero asumirla “a distancia”, en la evidencia, está presente la cosa, “ella misma”, el hecho objetivo, “el mismo”, o sea, que el sujeto que juzga es consciente de este mismo. Un acto de juzgar meramente presuntivo al pasar en la conciencia a la correspondiente evidencia, se ajusta a las cosas, a los hechos mismos. Este paso lleva en sí el carácter de confirmación de la mera asunción, el carácter de una síntesis de identificación concorde; es conciencia evidente de la justeza de aquella asunción a distancia de la cosa.

De esta forma, en seguida resaltan algunas piezas fundamentales de la idea directriz de toda actividad científica. Por ej.:

- El científico no se contenta con juzgar, si no que quiere fundamentar sus juicios.
- No esta dispuesto a conceder, ni para sí, ni para los demás, valor de “conocimiento científico a ningún juicio que el no haya fundamentado perfectamente, y que después no pueda justificar en todo momento y hasta el ultimo extremo por medio del regreso siempre posible a la fundamentación susceptible de repetirse. (Es posible que todo esto se quede de facto en una mera pretensión: mas en cualquier caso hay en ello un objetivo ideal).

Distinción entre el juicio y la evidencia, y entre el juicio antepredicativo y la evidencia antepredicativa.

Evidencia predicativa: Implica la evidencia antepredicativa, lo asumido, o en su caso lo visto con evidencia, encuentra su expresión, y quiere juzgar expresando sus juicios y fijar el juicio, la verdad, por medio de la expresión.
Pero la expresión: en cuanto tal es por su parte mas o menos adecuada a lo asumido y dado ellos, o sea, tiene su propia evidencia  o no evidencia que también entra en la predicación, y que por ende también contribuye a definir la idea de la verdad científica como una predicación últimamente fundadamentada y que fundamentar.

3- Husserl, Meditaciones cartesianas. Meditación primera: En que se recorre el camino que lleva al ego trascendental.

3- La revolución cartesiana y la idea directriz de una fundamentación absoluta de la ciencia.


Empazamos de nuevo, pues, cada uno para sí y en sí: lo primero,

1- dejar en suspenso todas las convicciones válidas hasta ahora para nosotros, y con ellas
2- todas las ciencias.

Idea directriz de las meditaciones que lleva a cabo Husserl: Al igual que Descartes,

1- La de una ciencia que hay que fundamentar con radical autenticidad, y     últimamente
2- la de una ciencia universal.

¿Representa esta idea esta idea directriz, un objetivo posible de una actividad posible?

No hay que dar por supuesta toda una lógica y teoría de la ciencia pues, en rigor, esta también esta en suspenso. Descartes fallo en este sentido, ya que tenía un ideal de ciencia, la geometría y el sistema deductivo, prejuicio que sería fatal para sus meditaciones.
La idea de ciencia es una idea que debemos, naturalmente, a las ciencias dadas de hecho. Si, pues, en nuestra radical actitud crítica estas ciencias se han convertido en meras ciencias conjeturales, también a de convertirse en meramente conjetural, en el mismo sentido, la idea general de ciencia que es su idea directriz general. No sabemos, todavía, por lo tanto, si será en resumidas cuentas realizable. Nuestra idea de filosofía la tomamos como asunción provisional nos entregamos a ella por vía de ensayo.  Mentalmente, consideraremos como habría que concebirla, en cuanto posibilidad, y luego como habría que darle realidad.
En definitiva,  NO RENUNCIAMOS AL UNIVERSAL OBJETIVO DE UNA FUNDAMENTACIÓN ABSOLUTA DE LA CIENCIA.

* Al dejar en suspenso el mundo y las ciencias,  queda solo el ego del meditador, que tiene como objetivo lograr la fundamentación y universalidad de una ciencia, (que, debido a nuestra radical actitud crítica, pasan a ser ideas conjeturales, que se les intentara dar realidad por vía de ensayo). *

miércoles, 3 de marzo de 2010

1- Husserl, Meditaciones cartesianas. Introducción

1 - Las meditaciones de Descartes prototipo de reflexión filosófica


La fenomenología es influida directamente por las Meditaciones de Descartes. Casi se le podría llamar un neocartesianismo. Desarrolla, de hecho, motivos cartesianos de manera radical, sin embargo, debido a lo anterior, se ve obligada a rechazar la mayoria del contenido doctrinal dicha filosofía.
Entonces, siguiendo la idea directriz de las meditaciones de Descartes tenemos:

1- Su objetivo es una reforma completa de la filosofía,
2- que haga de esta una ciencia de una fundamentación absoluta, esto incluye (para Descartes)
2- una reforma homologa de todas las ciencias,

pues, estas son (según Descartes) subordinados de la ciencia universal y única que es la filosofía. Solo dentro de la unidad sistemática de la filosofía, las ciencias pueden llegar a ser genuinas. Históricamente a las ciencias les falta esta genuinidad, la que depende de la fundamentación radical y total partiendo de evidencias absolutas, de evidencias más allá de la cuales no se pueda retroceder.

Es el imperativo de reconstrucción radical que de satisfacción a la idea de la filosofía como unidad universal de las ciencias el que conduce a Descartes a una filosofía de orientación subjetiva.
En dos etapas se lleva a cabo esta orientación subjetiva;

1- Todo el que quiera llegar a ser en serio un filósofo tiene que retraerse sobre sí mismo “una vez en la viday
2. Tratar de derrocar en su interior todas las ciencias válidas para él hasta entonces, y reconstruirlas de nuevo.


LA FILOSOFÍA- LA SABIDURÍA- ES UNA INCUMBENCIA TOTALMENTE PERSONAL DEL SUJETO FILOSOFANTE.

Debe ir fraguándose como su sabiduría como aquel su saber tendiente a universalizarse que él adquiere por sí mismo, de que él puede hacerse responsable desde un principio y en cada caso, partiendo de aquella evidencia absoluta.
Se escoge como punto de partida la absoluta pobreza en el orden del conocimiento.
Luego, se necesita, encontrar un método progresivo capaz de conducir a un genuino saber. (Las meditaciones cartesianas trazan el prototipo de las meditaciones forzosas a todo incipiente filósofo, de las únicas meditaciones que puede brotar originalmente una sabiduría.)

Tenemos entonces, un regreso hacia el yo filosofante, en un segundo y más hondo sentido, hacia el ego de las puras cogitationes. Este regreso se lleva a cabo con el método de la duda.

Dirigiéndose con radical consecuencia al objetivo del conocimiento absoluto, el meditador se niega a admitir como existente nada que no resulte incólume ante toda posibilidad imaginable de tornarse dudoso. El meditador lleva a cabo, por ende, una critica metódica de lo que es cierto en la vida natural de la experiencia y el pensamiento, desde el punto de vista de la posibilidad de dudar de ello, y eliminando todo aquello que deja abiertas posibilidades de dudas, trata de lograr un eventual residuo de evidencia absoluta.

La certeza de la experiencia sensible en que esta dado el mundo en la vida natural, no resiste la crítica llevada acabo por el método, en consecuencia, la existencia del mundo queda en suspenso.
Como absolutamente innegable, aún cuando este mundo no existiese, el meditador se encuentra solamente consigo mismo en cuanto puro ego de sus cogitationes. El ego así reducido lleva a cabo, pues, una especie de filosofar solipsista.
 
Busca unos caminos apodicticamente ciertos por los cuales pueda franquearse en su pura interioridad una exterioridad objetiva. Como sabemos Descartes infiere la

1- existencia y veracitas de Dios, luego
2- la naturaleza objetiva,
3- el dualismo de las sustancias finitas, en suma,
4- la base objetiva de la metafísica y de las ciencias positivas

TODAS ESTAS INFERENCIAS SIGUEN COMO HILO CONDUCTOR DE PRINCIPIOS INMANENTES AL EGO PURO, “INNATOS” EN ÈL.

* Fenomenología: Tiene motivos cartesianos radicales, (por lo que debe abandonar gran parte la doctrina cartesiana) mantiene la idea de reformar la filosofía y hacer de esta una ciencia de fundamentación absoluta. Acompaña, en parte, el método progresivo de la duda cartesiana. A través del método el mundo queda en suspenso y se afirma la existencia innegable del ego y sus cogitationes. Tiene un comienzo subjetivo, solipsista, pues, es el meditador el que busca la certeza absoluta en su interioridad. *



2 - Necesidad de un comienzo radicalmente nuevo en la filosofía 

Las ciencias positivas están trabadas por efecto de oscuridades en sus fundamentos, no se les ocurre, sin embargo, recurrir a las Meditaciones.
Descartes inaugura una nueva filosofía, en virtud de su regreso hacia el puro ego cogito,

LA FILOSOFIA DA UNA VUELTA RADICAL DESDE EL OBJETIVISMO INGENUO HACIA EL SUBJETIVISMO TRASCENDENTAL (Husserl se pregunta respecto de esta ¿No llevara en sí esta perseverante tendencia un sentido de eternidad, para nosotros el de una gran tarea que nos es impuesta por la historia misma y en la que estamos todos llamados a colaborar?)
En toda la literatura filosófica de la época husserliana no se manifiesta para nada un estudio recíproco y consiente de su responsabilidad y hecho con la intención de llegar a una verdadera colaboración y a resultados objetivamente validos, esto es depurados por una crítica reciproca y capaces de resistir toda crítica.

 “Los filósofos se reúnen no las filosofías” falta a estas “la unidad de un espacio espiritual en que poder existir la una para lo otra y obrar la una sobre la otra”
¿No estamos en una situación semejante a aquella en que se encontró Descartes en su juventud?”

El anhelos del renacimiento de una filosofía viva a conducido en estos últimos tiempos a toda clase de renacimientos ¿No será el único renacimiento fructífero precisamente aquel que resucite las meditaciones cartesianas? No para adoptarlas, sino para descubrir lo primero de todo el muy profundo sentido de su radicalismo en el sentido al ego cogito, y a continuación los valores de la eternidad que brotan de este regreso.

Se ha señalado con esto el camino que lleva a la fenomenología trascendental.

Tenemos que ilustrar y evitar tentadores extravíos en que han incurrido Descartes y su posteridad.

* Descartes inaugura una nueva filosofía, ésta da un giro de un objetivismo ingenuo a un subjetivismo trascendental, Husserl sigue la línea trazada por Descartes pues, en su época la situación era muy similar a la que vivio Descartes (decadencia de las ciencias, de la filosofía, necesidad de una fundamentación absoluta) motivo que hace nacer la fenomenología trascendental. *