domingo, 21 de marzo de 2010

16- Husserl, M.C. Meditación segunda: En que se explora el campo trascendental de la experiencia en busca de sus estructuras universales.

16- La reflexión natural y la reflexión trascendental.


Diferencia entre:

1- los actos de aprehensión “directamente” llevados a cabo (percibir, recordar, predicar, valorar, proponerse fines etc.)

2- Actos de reflexión en que, como actos de aprehensión en un nuevo grado, se nos franquean justamente aquellos actos “directos”.

Percibiendo directamente, aprehendemos la casa y no el percibir mismo. Sólo en la reflexión nos “dirigimos” a este mismo y a su estar dirigido perceptivamente a la casa.

Reflexión natural de la vida diaria (pero también en la psicológica esto es, de la experiencia psicológica de las vivencias psíquicas propias): Nos hallamos en el terreno del mundo dado como real, como cuando en la vida diaria decimos “veo allí una casa” o “me acuerdo de haber oído esta melodía”, etc.

Reflexión fenomenológico-trascendental: Salimos del terreno del mundo dado como real, por medio de la universal epoje practicada respecto de la existencia o no existencia del mundo. Consiste en que nos fijamos en el cogito reducido trascendentalmente en el caso dado, y lo describimos, pero sin que en cuanto sujetos que reflexionamos, llevemos simultáneamente la posición natural de la realidad que encierra en sí la primitiva percepción directamente llevada a cabo, o el cogito que sea, o que había llevado a cabo en efecto yo al vivir el mundo directamente. Ésta altera esencialmente la anterior vivencia ingenua, haciéndola perder el modo primitivo de “directa”, precisamente por hacer suyo lo que antes era vivencia, y no nada objetivo. Su tarea no es repetir la vivencia primitiva, sino contemplarla y exponer lo que se encuentra en ella. El tránsito a esta contemplación da por resultado una nueva vivencia intencional, que en su carácter intencional de “reflexión sobre la vivencia anterior”, hace presente, y en casos evidentemente presente, esta misma vivencia anterior y no otra. Justamente por esto se hace posible un saber empírico, ante todo descriptivo, aquel al que debemos toda noción y conocimiento posible de nuestra vida intencional. Pues bien, lo mismo sigue valiendo para la reflexión fenomenológico-trascendental. El no llevar a cabo simultáneamente el yo que reflexiona la posición de la realidad de la percepción directa de la casa, no altera en nada el hecho de que la experiencia de la percepción de la casa, con todas las notas que antes le pertenecían y siguen precisándose. Y en estas notas entran, en nuestro ejemplo, las de la percepción misma, como vivencia en curso, y las de la casa percibida, bien que puramente en cuanto tal. No falta por un lado la posición de la realidad, propia del percibir (normal), la creencia cierta en la percepción, ni por el lado de la casa percibida el carácter de lo sencillamente “existente”. El “no llevar a cabo simultáneamente”, el abstenerse, del yo en actitud fenomenológica, es cosa suya, y no del percibir contemplado reflexivamente por el. Por lo demás, él mismo es accesible a una reflexión análoga y solo por medio de ella sabemos de el. En otras palabras: si decimos de l yo que experimenta y vive de cualquier otro modo natural “el” mundo, que está “interesado” por el mundo, la actitud fenomenológicamente modificada, y con constancia mantenida en esta modificación, consiste en que se lleva a cabo una edición del yo,  en que sobre el yo ingenuamente interesado se instala el yo fenomenológico como “espectador desinteresado”. Que esto tiene lugar, es ello mismo accesible por medio de una nueva reflexión, que como trascendental requiere una vez mas adoptar precisamente esta actitud de espectador “desinteresado”, con el único interés que le queda, el de ver y describir adecuadamente.
De este modo se hacen accesibles a la descripción:

1-puros de todas las asunciones previas y simultaneas del contemplador,
2- todos los acontecimientos de la vida orientada hacia el mundo,
3-contadas sus posiciones de la realidad simples y fundadas,
3- y los correlativos modos del ser, como ser cierto, ser posible y probable, ser bello y bueno ser útil etc.
Solo en esta pureza se pueden los anteriores acontecimientos convertirse en una crítica de la conciencia con alcance universal, como la requiere por necesidad nuestro propósito de llegar a una filosofía. (En el proceso se inhibe el prejuicio de la experiencia del mundo)
Esfera egologica del ser: esfera llamada a ser la base de toda critica universal y radical
(Teoría de la conciencia, el comienzo es la experiencia pura no el mundo en actitud natural, el ego cogito es la primera expresión por ejemplo percibo esta casa recuerdo un alboroto callejero y el primer resultado de la descripción es la distinción en cogito y cogitatim qua cogitatum)

TODO (EL PROCESO) CONSISTE EN GUARDAR CON PLENO RIGOR LA ABSOLUTA EXCENCION DE PREJUICIOS EN ESTA DESCRIPCION Y DAR SATISFACION CON ELLO AL PRINCIPIO DE PURA EVIDENCIA

en otras palabras

SUJECION A LOS DATOS PUROS DE LA REFLEXION TRASCENDENTAL, QUE TIENE QUE TOMARSE EXACTAMENTE COMO SE DAN EN LA SIMPLE EVIDENCIA, DE UN MODO PURAMENTE INTUITIVO, Y MANTENERSE LIBRES DE TODAS LAS INTERPRETACIONES QUE LES ATRIBUYEN ALGO MAS DE LO PURAMENTE INTUIDO.

se abre entonces inmediatamente la posibilidad de llevar a cabo en las dos direcciones correlativas (cogito cogitatum) descripciones universales. Por un lado

Descripción noemática

1- las descripciones referentes al objeto intencional en cuanto tal, las determinaciones que le son atribuidas asuntivamente en los respectivos modos de la conciencia, que a su vez resaltan al dirigir la mirada a ellos:
- Modos del ser: - ser cierto
                           - ser posible o probable etc.

- Modos temporales subjetivos:  - ser presente
                                                   - pasado
                                                   - futuro

Descripción noética

Concierne a
- los modos del cogito mismo,
- los modos de la conciencia: la percepción, el recuerdo, la retención, con las diferencias modales inherentes a ella como – claridad y distinción.

(El mundo no se pierde en la epoje se conserva que cogitatum)
Al llevar a cabo la reducción fenomenológica, perdura para nosotros, noéticamente, la vida pura abierta e infinita de la conciencia y del lado del correlato noemático de esta, el mundo presumido, puramente en cuanto tal. El universo esta constantemente incluido en la unidad de una conciencia (en la forma de infinitud espacio-temporal que le es propia, el universo perdura como fondo real de la vida natural toda) que puede convertirse en aprehensora. De esta manera el yo que medita fenomenológicamente puede llegar a ser, no solo en algunas particularidades, sino con universalidad, espectador desinteresado de sí mismo, y como incluido en esto, de toda objetividad que exista para el, y tal como exista para el.
 El fenomenólogo tiene para su estudio exclusivamente objetos en cuanto correlatos intencionados de mis modos de conciencia.


* Reflexión natural: mundo dado como real
 Reflexión fenomenológica trascendental: epoje.
 Estructura noética: conciencia.
 Estructura noemática: objeto intencional, contenido de conciencia. *





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