lunes, 8 de marzo de 2010

8- Husserl, Meditaciones cartesianas. Meditación primera: en que se recorre el camino que lleva al ego trascendental.

 

8- El ego cogito como subjetividad trascendental.

Siguiendo a Descartes, damos el giro a la subjetividad trascendental; El giro hacia el ego cogito como la base apodicticamente cierta y última de todo juicio, en que hay que fundamentar toda filosofía radical.
No hay ciencia valida, el mundo el mundo se limita a ser una mera pretensión de realidad al igual que la existencia de los demás yos, por lo que no se puede seguir hablando en plural comunicativo. En efecto, los demás hombres, y los animales sólo son para mí datos de la experiencia sensible que tengo de sus cuerpos, de cuya validez no puedo servirme, puesto que también ella esta en  cuestión. Pierdo también naturalmente, las creaciones íntegras de la sociedad y de la cultura.
No sólo la naturaleza corporal, sino el total y concreto mundo circundante de la vida, es desde luego para mí un mero fenómeno, mera apariencia de realidad, en lugar de realidad. El fenómeno mismo, en cuanto fenómeno mío, no es una pura nada,
sino que aquello que hace posible en todo momento para mí semejante sentencia crítica, o sea, que también hace posible lo que eventualmente puede ser y valer en adelante para mí como verdadera “realidad”.  Y más aun: si como podía hacer y he hecho con libertad, me abstengo de toda creencia empírica, de tal suerte que para mí quede en suspenso la realidad del mundo empírico, este abstenerme es lo que es, y existe justamente con la corriente entera de la vida que tiene esa experiencia. Y no es menos cierto, que hay está esta vida constantemente para mí para la conciencia en una percepción que abarca un campo de actualidad, y esta presente ella misma en la más radical originalidad.  En la memoria se “representana la conciencia pasados de ella e IMPLICITO ESTA QUE SE ALZAN COMO “LOS PASADOS MISMOS”. En todo momento puedo dirigir reflexivamente miradas de especial atención a esta VIDA ORIGINARIA, y aprehender lo actual como actual, lo pasado como pasado, y todo como ello mismo.
Que es lo que hago en cuanto soy un yo que filosofa y practica aquella abstención.

Mundo: El mundo que experimentado en esta vida reflexiva sigue siendo para mí “experimentado” en cierto modo y exactamente con el mismo contenido peculiar que antes. Continúa siendo el fenómeno que era antes, solo que yo, en cuanto sujeto que reflexiona filosóficamente, ya no llevo acabo, ya no concedo validez a la creencia natural en la realidad que es inherente a la experiencia del mundo, pesar de lo cual esta creencia sigue estando ahí y es aprehendida por la mirada de la atención.

Igualmente acontece con todas las restantes asunciones que pertenecen a la corriente de mi vida, además de las constitutivas de la experiencia del mundo:
- representaciones no intuitivas
- juicios
- valoraciones
- resoluciones
- determinaciones de fines y medios, etc.

y en especial con las intimas posiciones que necesariamente se toman en la actitud natural, no reflexiva, no filosófica, de la vida, en la medida en que tales posiciones presuponen el mundo, esto es, encierran en sí una creencia en la realidad del mundo.
Tampoco el abstenerse de tomar posiciones, en dejar en suspenso las posiciones tomadas, por parte del yo que reflexiona filosóficamente, significa que estas posiciones desaparezcan del campo de la experiencia de este yo. Las vivencias concretas del caso son:, (repetimos), aquello a que está dirigida la mirada de la atención, solo que el yo sujeto de esta atención, en cuanto que es un yo filosofante, se abstiene de pronunciarse respecto de lo intuido. También se conserva plena e íntegramente todo en cuanto entraba en semejantes vivencias como asumido en la conciencia de la validez  (el juicio, la teoría, los valores, fines, etc., correspondientes) solo que se conserva en aquella modificación de la validez expresada diciendo “meros fenómenos”.
la Universal suspensión
(inhibición, invalidación)  epoje fenomenológica,”poner entre paréntesis el mundo objetivo, de todas las posiciones tomadas ante el mundo objetivo dado, y por ende en primer termino las posiciones tomadas en cuanto a la realidad (las concernientes a la realidad, la apariencia, el ser posible, el ser probable o verosímil, etc.) no nos coloca frente a una pura nada. Lo que yo, el que medita, me hago propio por este medio, es mi vida pura, con todas sus vivencias puras, y todas sus cosas asumidas puras: el UNIVERSO DE LOS FENOMENOS, en el sentido especial y amplísimo que tiene esta palabra en la fenomenología.  
La epoje fenomenológica es: El método radical y universal por medio del cual me aprehendo como un yo puro, con la vida de la conciencia pura que me es propia, en la cual y por medio de la cual el mundo objetivo entero es para mí, es decir, vale para mí, y vale para mí por que la experimento, la percibo, me acuerdo de ella, pienso de alguna manera en ella, la enjuicio, la valoro, la apetezco, etc., esto es igual al cogito cartesiano su valor universal lo obtiene por estas cogitationes.
Mundo:
No es nunca para mí absolutamente nada más que el mundo presente a la conciencia y valido para mí en este cogito. Su sentido íntegro, universal y especial, y su valor de realidad lo tiene exclusivamente de estas cogitationes: En ella transcurre toda mi vida “mundanal” en la que entra mi vida de investigación y de fundamentación científicas. Yo no puedo vivir, ni tener experiencia, ni pensar, ni valorar, ni obrar, dentro de ningún otro mundo, sino aquel que tiene en MÍ mismo y de MÍ mismo su sentido.
Si me situó por encima de toda esta vida, y me abstengo totalmente de toda esta creencia en la realidad que es ni más ni menos quien toma el mundo como real: si dirijo exclusivamente mi mirada a esta vida misma, como conciencia del mundo, me obtengo  a mí mismo como el ego puro con la corriente de mis cogitationes.
Así es como a la realidad natural del mundo -del mundo que yo puedo hablar- precede de hecho, como una realidad anterior en sí , la del ego puro, y sus puras cogitationes,
La base natural de la realidad es secundaria en su valor de realidad: presupone constantemente la trascendental.
El fundamental método fenomenológico de la epoje trascendental, en la medida en que retrotrae, a ésta última realidad puede llamarse la REDUCCIÓN FENOMENOLOGICO-TRASCENDENTAL.


* A través de la epoje trascendental o reducción fenomenológico-trascendental se da el giro a la subjetividad trascendental: giro hacia el ego cogito como la base apodicticamente cierta y última de todo juicio, en que hay que fundamentar toda filosofía radical.
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