domingo, 7 de marzo de 2010

6- Husserl, Meditaciones cartesianas. Meditación primera: en que se rrecorre el camino que lleva al ego trascendental

6- Diferenciaciones de la evidencia. La postulación filosófica de una evidencia apodíctica y primera en sí.

La expresión Seguridad absoluta o de absoluta indubitabilidad, hace que nos fijemos en que la perfección de la evidencia, postulada como ideal, se diferencia al examinarla con más exactitud.
En el presente estadio inicial de la meditación filosófica nos encontramos, ante la infinitud sin orillas de las experiencias y evidencias precientíficas: unas más perfectas otras menos.

Imperfección
: Falta de integridad, unitaleridad, relativa oscuridad e indistinción en la auténtica presencia de las cosas o hechos objetivos, en suma, contaminación de la experiencia por componentes constituidos de presunciones y consunciones no confirmadas.

Perfeccionaminto: Se lleva a cabo como progreso sintético de experiencias concordantes, en que estas consunciones llegan a la efectiva experiencia confirmativa.

Perfección: “Evidencia adecuada”, pudiendo quedar abierta la cuestión de si esta evidencia no reside por principio en lo infinito.
Dirige constantemente la intención del científico, teniendo para éste una dignidad mayor (como advertimos en aquel “vivir” la intención”) otra perfección mayor de la evidencia, a saber, la de la apodicticidad, que eventualmente puede presentarse en evidencias inadecuadas. Es una absoluta indubitabilidad en un sentido enteramente determinado y peculiar, aquella que el científico exige a todos los principios, y cuyo valor se denuncia en los esfuerzos del científico por fundamentar una vez mas, y en un grado superior, remontándose a principios, fundamentaciones evidentes ya por sí y por sí, y por otorgarles de esta manera la suprema dignidad de la apodicticidad. El carácter fundamental de ésta puede describirse como sigue.

Toda evidencia es: auténtica aprehensión de una existencia o de una esencia en el modo “ella misma”, con plena certeza de este ser,  que por ende excluye toda duda. Lo que no excluye es la posibilidad de que lo evidente se torne más tarde dudoso, de que el ser se revele como apariencia; de lo que nos proporciona ejemplos la experiencia sensible. Esta abierta posibilidad de tornarse dudoso, o del no ser, a pesar de la evidencia, es susceptible de ser comprobada por anticipado en todo momento, mediante una reflexión crítica sobre la obra de la evidencia. Pero una evidencia apodíctica tiene la señalada propiedad, no sólo de ser, como toda evidencia, certeza del ser de las cosas o hechos objetivos evidentes en ella, sino de revelarse a una reflexión crítica como siendo al par la imposibilidad absoluta de que se conciba su no ser; en suma, de excluir por anticipado como carente de objeto toda duda imaginable. Pero, además, es la evidencia de la misma reflexión crítica, o sea, la del ser de la imposibilidad del no ser de lo dado en la certeza evidente, también a su vez de esta dignidad apodíctica, y lo mismo sucede con cada reflexión crítica de orden superior.
Lo anterior es el recordar el principio cartesiano de la absoluta indubilatibidad.

La punto ahora es: si puede, nuestra meditación, ayudarnos, y como puede hacerlo, a fijar un efectivo punto de partida.
Se plantea como una primera y precisa cuestión de toda filosofía que se inicia, la de si podemos aducir evidencias que traigan apodicticamente consigo la evidencia de preceder como “primeras en sí” a todas las evidencias imaginables y respecto de las cuales sea evidente al par que son apodícticas ellas mismas; y que en el caso de que fueran inadecuadas, tendrían que poseer por lo menos un comprobable contenido apodíctico, un contenido de ser que en virtud de la apodicticidad esté asegurado “de una vez para todas” o cono absoluta firmeza.

La cuestión de cómo y de se puede ir más lejos más lejos, en la construcción de una filosofía apodícticamente segura, ha de ser, es cierto, una cura posterior.

* En definitiva se busca una filosofía apodícticamente segura, basada en evidencias apodícticas (que tienen la señalada propiedad, no sólo de ser, como toda evidencia, certeza del ser de las cosas o hechos objetivos evidentes en ella, sino de revelarse a una reflexión crítica como siendo al par la imposibilidad absoluta de que se conciba su no ser; en suma, de excluir por anticipado como carente de objeto toda duda imaginable). *



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