martes, 9 de marzo de 2010

9- Husserl, Meditaciones cartesianas. Meditación primera: en que se recorre el camino que lleva al ego trascendental.

9- Alcance de la evidencia apodíctica del “yo existo”


El ego puro al que hemos llegado por medio de la reducción trascendental, responde al concepto de apodícticidad expuesto antes. Negar la apodícticidad del “yo existo”, sólo es posible, en efecto, cuando argumentando en términos generales, se salta con la palabra, esto es, con la vista, por encima de ella. Pero a cambio de esta seguridad se hace patente el problema del alcance de nuestra evidencia apodíctica.
La adecuación y la apodicticidad
de una evidencia no tienen por fuerza que ir mano a mano. Esta observación se hizo justamente en la experiencia trascendental de yo. En esta experiencia es el ego originariamente accesible a sí mismo Pero esta experiencia sólo ofrece, en todo caso, un núcleo de realidad experimentada de un modo “propiamente adecuado”: la actualidad viva del yo, que expresa el sentido gramatical de la proposición del ego cogito, mientras que más allá esta actualidad sólo se extiende un indefinido horizonte universal y presuntivo, un horizonte de realidad propiamente no experimentada, pero necesariamente coasumida. A este horizonte pertenecen:

1- El pasado del yo (las mas de las veces completamente oscuro, pero también la facultad trascendental propia del yo.) y las cualidades habituales en cada caso.
2- También la percepción exterior (que no es apodíctica ciertamente) es sin disputa experiencia de la cosa misma –ella misma está ahí- (pero en ese estar ahí ella misma tiene para el sujeto de la experiencia un horizonte abierto sin termino e indefinidamente universal de realidades propiamente no percibidas ellas mismas, pero franqueables –tal esta implícito en ella como presunción- en una experiencia posible.

Pues bien, análogamente abarca la certeza apodíctica de la experiencia trascendental mi “yo existo” trascendental, en la indefinida universalidad de un horizonte abierto inherente para él.

 

Entonces:
La realidad de la base primera en sí es ABSOLUTAMENTE FIRME; pero no así sin más, aquello que define de una manera más precisa la realidad de esta base, ni aquello que todavía no está presente ello mismo, sino que solo está presumido, en el curso de la evidencia viva del “yo existo”.

En definitiva: 
La presunción implícita en la evidencia apodíctica esta sujeta a:
- la crítica de su alcance (por limitar eventualmente de un modo apodíctico, en lo que respecta a las posibilidades de su confirmación).

(La institución del ego trascendental es un punto peligroso, incluso dejando por lo pronto a un lado las difíciles cuestiones de la apodicticidad).

* 1-El ego puro responde al concepto de apodícticidad.
2- problema del alcance de nuestra
evidencia apodíctica:
La realidad de la base primera en sí es ABSOLUTAMENTE FIRME
; pero no así sin más, aquello que define de una manera más precisa la realidad de esta base, ni aquello que todavía no está presente ello mismo, sino que solo está presumido, en el curso de la evidencia viva del “yo existo” (pasado, percepción)
(Actualidad viva del yo= ego cogito
) *

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