sábado, 20 de marzo de 2010

13- Husserl, M.C. Meditación segunda: en que se explora el campo trascendental de la experiencia en busca de sus estructuras universales

13- Idea de una fundamentación trascendental del conocimiento.

La realidad del ego trascendental es anterior a toda realidad desde el punto de vista del conocimiento, en ella se desarrolla todo conocimiento objetivo

Pero acaso con el descubrimiento cartesiano del ego trascendental se inicia una nueva idea de la fundamentación del conocimiento, a saber, la fundamentación fundamental. Efectivamente, en vez de pretender utilizar el ego cogito como premisa de evidencia apodíctica para hacer presuntas inferencias relativas a una subjetividad trascendente, dirijamos nuestra mirada al hecho de que la epoje fenomenológica pone al descubierto (para mí, el filósofo que medita) una nueva e infinita esfera de realidad, la esfera de una nueva experiencia, la experiencia trascendental.


Modalidades generales de la experiencia real: - percepción, retención, recuerdo, etc.

A la experiencia real y las modalidades generales le corresponde, una pura fantasía paralela, una “experiencia como si” con modos paralelos (“percepción como si”, “retención como si”, “recuerdo como si”, etc.), podemos esperar que haya una ciencia apriorística que se mantenga en el reino de la posibilidad pura (de la pura posibilidad de representarse, de la imaginabilidad) y que en lugar de juzgar sobre realidades trascendentales juzgue más bien sobre posibilidades apriorísticas, y con esto señale a priori reglas a las realidades.
No es la vacía identidad del “yo soy” el contenido absolutamente indubitable de la experiencia trascendental del yo, sino que a través de todos los datos particulares de la experiencia total y posible se extiende una estructura universal y apodíctica de la experiencia del mismo (por ejemplo, la forma inmanente del tiempo que tiene la corriente de las vivencias) aún cuando estos datos no sean indudables en detalle. Con esta estructura está en conexión, y a ella misma es inherente también, el que yo esté bosquejado apodicticamente para sí mismo como un yo concreto y dotado de contenido individual de vivencias, facultades disposiciones; bosquejado dentro de un horizonte como un objeto accesible a lo largo de una posible experiencia de sí mismo, susceptible de perfeccionarse in infinitum y eventualmente de enriquecerse.

* El ego posee una estructura universal y apodíctica que es accesible para sí mismo, en la cual están todas sus vivencias. *

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